⛔️⛔️Paseo familiar termina en tragedia; mu3r3 hombre ahogad0…Ver más

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El sol todavía estaba tibio cuando la familia Aranda decidió que aquel domingo sería diferente. Después de semanas enteras de trabajo, cansancio y silencios acumulados, por fin habían encontrado un día libre para hacer algo tan sencillo y tan necesario como estar juntos.

Eligieron el río de San Paloma, un sitio donde el agua corría limpia entre las piedras, donde los niños salían con los pies llenos de lodo y los adultos con el corazón más liviano.
Ese lugar que, para muchos, era sinónimo de descanso… para ellos terminaría siendo un recuerdo insoportable.

Miguel Aranda, de 38 años, había prometido a sus hijos que ese día sería especial.
Llevaban semanas pidiéndole un paseo, un respiro, una tarde sin preocupaciones.
Él, como siempre, sonrió y dij

“Hoy sí, mis amores. Hoy nada nos detiene.”

Nadie imaginó cuánto dolor encerrarían esas palabras al final de la tarde.


🏞 Un día que empezó con risas

La familia llegó con comida casera, una pequeña hielera y una cuerda vieja que Miguel usaba para enseñar a sus hijos a cruzar las zonas más resbalosas.

La risa de los niños se mezclaba con el canto de los pájaros, y el agua corría clara, golpeando suavemente las rocas.
Era uno de esos días que parecen diseñados para sanar el alma.

Hasta que todo cambió.


🌊 La corriente que nadie vio venir

Cerca de las cuatro de la tarde, Miguel decidió meterse al agua para ayudar a su hijo menor, quien jugaba cerca de una parte más profunda.

El agua, aunque tranquila en apariencia, era traicionera. El río había crecido por lluvias recientes, algo que la familia desconocía.

Un paso en falso.
Un resbalón.
Un grito que se convirtió en eco.

“¡Miguel! ¡Miguel, agárrate!” —gritó su esposa, intentando alcanzarlo mientras los niños lloraban.

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