🕊️ AYUDA@ PARA IDENTIFICARLO Y LOCALIZAR A SU FAMILIA 🕊️…Ver más

¡ALERTA MÁXIMA, MÉXICO! ¡SE NOS PARTE EL ALMA EN MIL PEDAZOS! ESTE HOMBRE APARECIÓ EN LA NADA, SIN MEMORIA Y SU FAMILIA NO SABE QUE ESTÁ VIVO. ¡URGE TU AYUDA PARA QUE EL MILAGRO DE NAVIDAD LLEGUE ADELANTADO Y REGRESE A CASA ANTES DE QUE SEA DEMASIADO TARDE!
SUBTÍTULO 1: ¡EL TIEMPO CORRE EN SU CONTRA Y CADA SEGUNDO CUENTA! La imagen que circula en redes estremece hasta al más duro; una mirada perdida en el abismo del olvido que clama a gritos silenciosos por un nombre y un abrazo familiar.
SUBTÍTULO 2: ¡HOY POR ÉL, MAÑANA POR TI, RAZA! No trae INE, no recuerda si tiene hijos o esposa, y las autoridades están rebasadas. Solo el poder del barrio unido en redes sociales puede salvarlo de terminar como una estadística más en la fría fosa común del olvido. ¡No te pases de largo!
POR: “EL TUNDEMÁQUINAS” RAMÍREZ / CRÓNICA ROJA Y URGENCIAS SOCIALES / CIUDAD DE MÉXICO.
CIUDAD DE MÉXICO, A LAS HORAS CRÍTICAS DEL DÍA.— ¡Ay, nanita, mis valedores! Agárrense fuerte el corazón y preparen el pañuelo, porque esta nota sí cala, y cala hondo, hasta los huesos. Si usted tiene sangre en las venas y no atole, prepárese para sentir un nudo en la garganta y una rabia impotente que solo se quita ayudando.
No estamos hablando del último chisme de la farándula, ni del escándalo político del día que mañana se nos olvida. No, señores. Estamos hablando de algo mucho más sagrado, algo que nos podría pasar a cualquiera de nosotros, a nuestros viejos, a nuestra gente: la vida de un ser humano, de un compatriota, de un hombre que podría ser tu padre, tu tío, ese abuelo que te cuenta historias los domingos con un café en la mano, y que hoy, por azahares crueles y misteriosos del destino, es un fantasma en vida.
La imagen que encabeza esta nota urgente no necesita filtros de Instagram ni ediciones rimbombantes. Es la cruda realidad que nos golpea la cara como un guantazo de cemento. Un rostro que refleja una confusión infinita, unos ojos que miran sin ver, como si estuvieran atrapados en una niebla espesa de la que no pueden salir por más que intentan recordar. El breve texto que lo acompaña, ese que venía en la foto original que se está haciendo viral, es un mazazo directo a la conciencia nacional: “AYUDA PARA IDENTIFICARLO Y LOCALIZAR A SU FAMILIA”.
Siete palabras. Solo siete malditas palabras que encierran una tragedia monumental que nos tiene con el alma en un hilo a miles de mexicanos que ya compartimos la publicación.
EL HALLAZGO QUE ESTREMECE: ¿QUIÉN ES ESTE “DESCONOCIDO” QUE APARECIÓ DE LA NADA?
Según los reportes preliminares que nos llegan a la redacción —y que se comparten como pólvora caliente en los grupos de WhatsApp de vecinos vigilantes y páginas de búsqueda de personas—, este señor fue encontrado en condiciones que parten el alma.
No se sabe con certeza si fue vagando en las calles laberínticas y frías de la capital durante la madrugada, si apareció desorientado en alguna carretera solitaria del Estado de México esquivando tráileres, o si algún buen samaritano lo vio sentado en una banqueta, temblando de frío y miedo en algún rincón olvidado del país. El punto clave es que apareció de la nada, como caído del cielo, pero sin ángel de la guarda que le susurre al oído quién es.
Imagínense la escena, mi gente, pónganse en sus zapatos un segundo: él solito, quizás con hambre, con la ropa sucia de días de andar perdido, y lo peor de todo, con el terror absoluto de no saber dónde está el norte ni el sur. Cuando las autoridades o los paramédicos se le acercaron para hacerle las preguntas de rutina: “¿Cómo se llama, jefe?”, “¿Dónde vive?”, “¿A quién le podemos llamar?”, su respuesta fue el silencio más doloroso, una mirada vidriosa o balbuceos incoherentes que no llevaban a ninguna parte.
No trae cartera. No trae la credencial de elector (INE), esa que para nosotros es tan común. No trae ni un papelito arrugado con un teléfono anotado. Nada. Está limpio de identidad, como si hubiera nacido ayer, pero en un cuerpo cansado.
Y ahí es donde entra la verdadera pesadilla burocrática que nos aterra: actualmente se encuentra bajo resguardo de las autoridades —probablemente en un albergue temporal frío, una sala de urgencias de un hospital general saturado o, Dios no lo quiera, en riesgo de ser trasladado a instituciones psiquiátricas si no se da con los suyos rápido—, etiquetado con la frase más deshumanizante y cruel que existe en el sistema: “EN CALIDAD DE DESCONOCIDO” o el temido “N.N.” (Ningún Nombre).
¡Qué chinga es esa, perdónenme la expresión! Que toda una vida de trabajo, de amores, de risas, de construir una familia, se reduzca de un plumazo a una etiqueta de desconocido. ¡No podemos permitir que eso sea el final de su historia!
EL RETRATO HABLADO DEL DOLOR: MÍRALO BIEN, POR FAVOR
Hagamos un ejercicio de empatía, paisanos. Miren la foto que acompaña la alerta otra vez. No la pasen rápido. Clávenle la mirada a ese señor. Analicen esos rasgos.
¿Ven esas arrugas profundas en la frente y alrededor de los ojos? No son de gratis, no son maquillaje. Son el mapa de una vida de chamba dura, de sol a sol, quizá partíendose el lomo en el campo, quizá cargando bultos en la obra, quizá detrás de un mostrador aguantando vara para sacar adelante a los suyos. Su piel morena, curtida por el tiempo, grita “México” por todos lados. Su cabello, ya pintado de blanco por las canas de la experiencia, merece respeto, merece ser acariciado por una mano conocida, no por guantes de látex de un enfermero de turno que, aunque tenga buena voluntad, no sabe cómo llamarlo por su nombre de pila.
Tal vez tú no lo conozcas directamente. Tal vez no sea tu vecino. Pero te aseguro, por la Virgencita de Guadalupe, que alguien, en algún lugar de este vasto y caótico país, se está volviendo loco de dolor ahorita mismo buscándolo.
LA OTRA CARA DE LA MONEDA: UNA FAMILIA EN EL INFIERNO DE LA INCERTIDUMBRE
Pensemos ahora en el otro lado de esta tragedia, en los que no salen en la foto. Pensemos en esa casa donde ahorita hay una silla vacía en la mesa y un plato de comida que se enfrió esperando.
¿Habrá una esposa, una doña ya mayor, que lleva horas o días marcando a su celular que manda directo a buzón, con el rosario apretado en la mano, pidiéndole a San Judas Tadeo que su viejo regrese bien, que solo se le haya hecho tarde? ¿Habrá hijos desesperados que ya recorrieron los hospitales, las delegaciones, el Semefo, pegando carteles fotocopiados con cinta canela en los postes de luz, con la esperanza goteando en cada paso que dan?
El dolor de no saber es el peor de todos los dolores, raza. Es un ácido que te carcome el alma. La incertidumbre es una tortura china. Cada vez que suena el teléfono en esa casa, el corazón se les sale del pecho pensando: “¿Será él? ¿Será la policía? ¿Será la noticia que esperamos… o la que tememos?”. Esa familia no duerme, no come, vive en un infierno suspendido, imaginando lo peor en este México nuestro que a veces es tan violento y despiadado con los vulnerables.
Ellos no saben que su ser querido está a salvo (dentro de lo que cabe), que está bajo techo. Ellos se imaginan que sigue en la calle, con frío, o algo peor. ¡Tenemos que romper ese ciclo de angustia!
¡RAZA, ES HORA DE ECHAR MONTÓN! EL LLAMADO URGENTE A LA ACCIÓN
Aquí es donde entras tú, mi valedor, mi comadre, mi chavo que estás pegado al celular todo el día viendo memes. El internet es una herramienta poderosísima, a veces pal’ mal, pal’ chisme, pero hoy tiene que ser para el bien. Hoy tiene que ser el conducto del milagro que esta familia necesita desesperadamente.
No te pido dinero. No te pido que salgas a marchar a la calle. Te pido algo más fácil, más rápido, pero infinitamente valioso: TU DEDO.
Ese botoncito de “Compartir” o “Share” en tu Facebook, en tu WhatsApp, en tu Twitter, es la diferencia entre la vida y el olvido para este señor. No te pases de largo scrolleando. Detente un segundo. Te toma menos de un minuto.
-
MIRA LA FOTO OTRA VEZ CON ATENCIÓN: ¿Se parece al vecino que ya no has visto en la cuadra? ¿Al señor que vendía dulces afuera de la escuela hace años? ¿Al tío lejano del pueblo del que hablaban tus papás? Cualquier parecido, por mínimo que sea, puede ser la clave que destrabe este misterio.
-
COMPARTE EN TODOS LADOS, SIN PENA: No nada más en tu muro para que lo vean tus tres amigos. Mándalo al grupo de WhatsApp de la familia (ese donde solo mandan piolines de buenos días), al grupo de los vecinos chismosos, al de la chamba. Súbelo a tus historias. ¡Que se haga viral de verdad, que llegue hasta el último rincón de la República!
-
SI TIENES EL PITAZO, ¡HÁBLALO!: Si crees reconocerlo, aunque sea poquito, no te quedes con la duda pensando “ay, igual y no es”. En la publicación original en redes (donde dice “…Ver más”) seguro vienen teléfonos de contacto de la fiscalía, de la comisión de búsqueda o de la asociación civil que está moviendo el caso. ¡Llama! Tu llamada anónima puede ser la luz al final del túnel.
EL FINAL DE ESTA HISTORIA DEPENDE DE NOSOTROS
México está lleno de noticias malas, ya lo sabemos, ya estamos hasta el gorro. A diario nos desayunamos tragedias. Pero también sabemos que cuando la raza se une, cuando nos tocan el corazón, somos imparables. Somos el país que se levanta en los terremotos, el que hace cadenas humanas para ayudar al desconocido.
Este es un terremoto personal para una familia. Demostremos que no hemos perdido la humanidad entre tanta violencia. No dejemos que este abuelito se pierda en el sistema frío de la burocracia. No dejemos que gane la indiferencia.
Hagamos que esta historia tenga un final feliz, de esos que nos hacen llorar de alegría, donde hay reencuentro, abrazos y un “gracias a Dios ya estás en casa, viejo”. ¡Dale compartir, carajo! ¡Es urgente! ¡Su familia lo espera y cada minuto cuenta! ¡HOY POR ÉL!