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😱Fuerte video Hoy de la llegada del TSUNAMI 8.7 a costas del terri…Ver más

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¡ALERTA ROJA, MÉXICO! ¡EL PACÍFICO SE TRAGA LA TIERRA!

EL VIDEO PROHIBIDO QUE NADIE QUERÍA VER SE HACE REALIDAD: CRÓNICA DEL APOCALIPSIS TRAS EL TERREMOTO 8.7 QUE BORRÓ NUESTRAS COSTAS DEL MAPA

POR: EL TUNDEMÁQUINAS RAMÍREZ / CRÓNICA DE URGENCIAS

CIUDAD DE MÉXICO (A LAS HORAS DEL TERROR).– ¡Párenle a todo, mi gente! Siéntense y agárrense de donde puedan, porque lo que estamos viviendo en estas horas no es una película de Hollywood, ni un chisme de lavadero. Es la puritita y aterradora realidad que nos acaba de golpear en la cara con la fuerza de mil trenes cargueros.

Ese mensajito que vieron circular en el “feis” y en los grupos de WhatsApp de la tía chismosa, ese que decía “Fuerte video Hoy de la llegada del TSUNAMI 8.7 a costas del terri… Ver más”, y que muchos pensaron que era puro clickbait para venderles tiempos compartidos, ¡ERA VERDAD, CABRONES! Y la realidad supera por mucho a cualquier pesadilla que hayan tenido.

Hoy, el Pacífico mexicano no tiene nada de pacífico. Hoy, el mar decidió cobrar una factura pendiente y se nos vino encima con una furia bíblica.

EL RUGIDO QUE PARALIZÓ AL PAÍS: 8.7 GRADOS DE PURO TERROR

Todo comenzó poco después del mediodía. La mañana estaba tranquila en la franja costera, los turistas gringos quemándose la panza al sol, la raza chambeando en los restaurantes de playa, los pescadores preparando redes. Y de repente… el silencio se rompió.

No fue un temblorcito de esos que nomás te marean. ¡No manches! Fue un señor terremoto. 8.7 grados en la escala de Richter con epicentro en las profundidades de la brecha de Guerrero, pero que se sintió hasta en la última muela de los chilangos en la CDMX y sacudió desde Oaxaca hasta Jalisco.

La tierra rugió como bestia herida durante casi dos minutos interminables. Edificios que bailaban lambada, postes de luz chicoteando como fideos, y el pánico generalizado. La gente salía de sus casas y hoteles con el alma en un hilo, sin saber que lo peor, lo verdaderamente monstruoso, todavía estaba por llegar.

LA SEÑAL MALDITA: CUANDO EL MAR SE ECHÓ PA’ ATRÁS

Apenas la tierra dejó de brincar, vino la segunda señal. La señal que los viejos lobos de mar conocen y temen más que al mismo diablo.

En las playas, desde Acapulco hasta Puerto Escondido, y más arriba hacia Manzanillo, el océano empezó a comportarse raro. Muy raro. El agua no llegaba, se iba.

“¡Wey, mira el mar, se está secando!”, gritaban algunos turistas despistados, sacando sus celulares para grabar cómo la playa se hacía inmensa, dejando al descubierto peces aleteando en la arena húmeda, arrecifes que nunca veían la luz del sol y barcos pesqueros varados en el lodo.

¡ERROR FATAL! ¡CORRAN POR SUS VIDAS, NO GRABEN! Esa es la trampa de la naturaleza. El mar no se estaba yendo; estaba tomando vuelo. Estaba agarrando viada para regresar con un golpe mortal.

EL VIDEO DEL FIN DEL MUNDO: LA IMAGEN QUE TE ENCHINA EL CUERO

Y aquí es donde entra EL VIDEO. Ese “fuerte video” del que todos hablan y que las autoridades, rebasadas y en shock, intentaron contener al principio para no causar pánico nacional, pero que ya es imposible de frenar.

Las imágenes, grabadas desde la terraza alta de un hotel que minutos después sería historia, son escalofriantes. No tienen la mejor definición, el pulso del que graba tiembla más que gelatina (y con razón), pero lo que muestra te hiela la sangre.

En la pantalla se ve el horizonte. Una línea oscura, gruesa, antinatural, empieza a crecer a lo lejos. No es una ola normal para surfear. ¡Es una maldita pared líquida! Una muralla de agua negra, cargada de escombros, lodo y furia, que avanza a la velocidad de un jet comercial.

El audio del video es puro caos. Gritos desgarradores. “¡Súbanse al cerro! ¡Viene el agua! ¡Dios mío, ampáranos!”. La sirena de alerta de tsunami sonando tarde y mal, opacada por un rugido sordo, profundo, como si el planeta entero estuviera gritando.

El camarógrafo, un valiente o un loco, hace zoom. Se ve la ola gigante, estiman que de más de 15 metros de altura en algunas zonas, tragándose el muelle como si fuera un palillo de dientes. Y luego… el impacto.

EL GOLPE: ZONA CERO EN EL PARAÍSO

El video se corta abruptamente cuando el agua impacta los primeros edificios de la costera. Pero lo que siguió fue el infierno en la tierra.

La ola no rompió en la orilla; la ola entró a la ciudad. Arrasó con todo a su paso. Los lujosos hoteles de la zona dorada fueron embestidos como si fueran castillos de naipes. El agua entró por los lobbies, reventando ventanales blindados, arrastrando muebles, coches y, desgraciadamente, personas que no alcanzaron a subir a tiempo.

La costera Miguel Alemán y los malecones de nuestros puertos turísticos se convirtieron en ríos caudalosos de destrucción. Coches flotando panza arriba, chocando contra palmeras y postes. Yates de millones de dólares terminaron incrustados en los segundos pisos de los condominios o varados a kilómetros de la costa, en medio de avenidas principales.

La fuerza del agua fue tal que borró del mapa colonias enteras de pescadores que estaban a pie de playa. Casas humildes que no tuvieron ninguna oportunidad contra el titán líquido.

EL CAOS DESPUÉS DE LA TORMENTA: MÉXICO BAJO EL AGUA Y EL MIEDO

En este momento, la información fluye a cuentagotas porque las comunicaciones están muertas en gran parte de la zona de desastre. No hay luz, no hay señal de celular, las carreteras están partidas a la mitad o bajo metros de lodo y escombros.

Las redes sociales son un hervidero de desesperación. Fotos de personas desaparecidas inundan los timelines. “Busco a mi hermano, estaba en el hotel Princess, no contesta”. “Por favor, si alguien vio a mi mamá en la colonia La Poza, avisen”.

El gobierno federal ha decretado el Plan DN-III-E y el Plan Marina. El ejército y los rescatistas van en camino, pero el acceso es casi imposible. Los helicópteros sobrevuelan zonas que parecen sacadas de una guerra nuclear: techos volados, estructuras de concreto pelonas y un mar de lodo café que cubre lo que hace horas era el paraíso turístico de México.

Los hospitales cercanos que quedaron en pie están saturados, operando con plantas de luz de emergencia, recibiendo heridos por cientos. Fracturas, gente que casi se ahoga, crisis nerviosas. Los médicos no se dan abasto.

LA REFLEXIÓN FINAL: ESTAMOS A MERCED DE LA NATURALEZA

Raza, esto está muy cañón. Ver ese video, ver cómo el poder del océano puede deshacer nuestras construcciones “seguras” en segundos, te pone la piel chinita y te hace sentir chiquito.

Ese “Ver más” en el titular de la noticia hoy no nos llevó a un chisme barato, nos llevó a la cara más cruda de la tragedia nacional.

Hoy, México no duerme. Hoy, todos tenemos el corazón en la costa. Si tienen familia allá y no logran comunicarse, mantengan la calma (aunque sé que es difícil), las líneas están saturadas o caídas. Y si están en zona de riesgo y leen esto: ¡NO LE JUEGUEN AL VIVO! Si las autoridades dicen que evacúen, ¡EVACÚEN! Ninguna tele, ningún coche vale más que su vida.

Se nos vino la noche, paisanos. Y la mañana siguiente va a ser muy dura, cuando el agua baje y revele la verdadera magnitud del desastre. A persignarse y a estar listos para ayudar, porque nuestros hermanos de la costa nos van a necesitar más que nunca.

Seguiremos informando en cuanto recuperemos señal de la zona cero. ¡Qué Dios nos agarre confesados!

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