SE LE CAYÓ ” LA COARTADA ” ! RECTORA DEL COLEGIO DE VALERIA AFANANDOR OCULTO SU DESAPARICIÓN !

¡SE LE CAYÓ LA COARTADA! La rectora que ocultó la desaparición de Valeria Afanador y ahora apunta a un “enemigo” invisible… ¿o cómplice?

La desaparición de Valeria Afanador, la niña de 10 años que desapareció misteriosamente en Cajicá, continúa siendo un enigma que no deja de crecer en complejidad y suspenso.

Luego de que las autoridades descartaran que la menor hubiera caído en el río Frío tras una intensa búsqueda, la investigación empieza a tomar un rumbo distinto y más oscuro.

El gobernador de Cundinamarca, Jorge Emilio Rey, sugirió que el caso podría tratarse de una desaparición forzosa, una hipótesis que añade gravedad y urgencia a la búsqueda de la verdad.

Pero la bomba llegó con la difusión de un video que ha puesto en jaque a la rectora del colegio Los Laureles Bilingüe, Sonia Ochoa.

En una reunión con padres de familia, Ochoa hizo una confesión que ha sacudido la opinión pública y que fue compartida por Julián Quintana, abogado de la familia de Valeria.

 

 

En el video, la rectora señala a un extrabajador del colegio como posible responsable de la desaparición de Valeria.

 

 

 

Pero no se queda ahí: afirma que esta persona “odia al colegio” y que ya está plenamente identificada por las autoridades, aunque estas no lo han hecho público.

 

 

Lo más inquietante es que Ochoa admite sentirse víctima en este caso, no solo por la tragedia en sí, sino porque asegura que la persona que quiso hacerle daño a ella también dañó al colegio.

“No quería que me llamaran pobrecita, pero es mi responsabilidad”, dice la rectora, intentando justificar su papel en medio del escándalo.

Estas declaraciones abren un abanico de interrogantes sobre la gestión y la transparencia del colegio en todo este proceso.

 

 

¿Por qué la rectora no informó oportunamente a las autoridades sobre esta persona sospechosa?

 

 

¿Qué motivos tuvo para ocultar información tan crucial?

 

 

El abogado de la familia, Julián Quintana, no tardó en exigir que la Fiscalía investigue a fondo las afirmaciones de Sonia Ochoa.

“Si en una reunión con padres la rectora atribuye la desaparición a un extrabajador y menciona a un tercero, debía informarlo a las autoridades de inmediato”, afirmó Quintana, quien pidió claridad y justicia para Valeria y su familia.

Por su parte, la Fiscalía anunció que realizará nuevas entrevistas en el marco de la investigación, aunque por ahora no llevará a cabo nuevas inspecciones en el lugar.

 

 

Este caso, que ya parecía complicado, ahora se ve empañado por posibles encubrimientos y contradicciones dentro del colegio, la institución que debía garantizar la seguridad de Valeria.

La rectora, que debería ser una figura de confianza y liderazgo, ahora se encuentra bajo la lupa por su manejo de la situación y su aparente ocultamiento de información vital.

 

 

 

 

Mientras tanto, la comunidad y la familia de Valeria viven una agonía constante, atrapados entre la esperanza y la desesperación, buscando respuestas que parecen cada vez más esquivas.

El señalamiento hacia un extrabajador genera nuevas pistas, pero también abre la puerta a teorías conspirativas y a la sospecha de que algo más profundo y oscuro está ocurriendo detrás de los muros del colegio.

¿Es este “enemigo” un individuo aislado o parte de una red mayor que busca proteger intereses ocultos?

 

 

La rectora insiste en que ella también es víctima, un intento quizás de desviar la atención o de justificar su silencio prolongado.

Pero para la familia de Valeria y para quienes siguen el caso, la prioridad es clara: encontrar a la niña y que se haga justicia.

 

 

Este video y las declaraciones de Ochoa han encendido las alarmas y han puesto en evidencia la necesidad de una investigación exhaustiva, transparente y sin interferencias.

La desaparición de Valeria Afanador es un drama que ha expuesto no solo la vulnerabilidad de una niña, sino también las fallas y posibles complicidades en una institución educativa.

Cada día que pasa sin respuestas aumenta la presión sobre las autoridades y sobre el colegio para que se esclarezca la verdad.

En un caso donde “se le cayó la coartada”, la pregunta que queda en el aire es si la rectora podrá realmente limpiar su nombre o si sus palabras solo han profundizado las sombras que rodean esta tragedia.

Mientras tanto, la búsqueda continúa y la esperanza de encontrar a Valeria sigue viva en el corazón de su familia y de toda una comunidad que exige justicia.

Porque en esta historia, más que nunca, la verdad es la única luz que puede romper la oscuridad que envuelve la desaparición de una niña inocente.

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