Ultima hora, Trump acaba de dar la orden de at…ver más

¡ALERTA MÁXIMA! MIENTRAS TRUMP “DA LA ORDEN” Y AGITA EL AVISPERO, SE DESATA EL INFIERNO EN MÉXICO: UN FIN DE SEMANA DE SANGRE, VANIDAD TÓXICA Y UNA “TRISTEZA NACIONAL” QUE NOS DOBLA LAS RODILLAS
SUBTÍTULO DE IMPACTO: ¡Ay nanita, mis valedores! La cosa se puso color de hormiga brava. Justo cuando pensábamos que el lunes no podía empezar peor, sale la noticia de que el “güero” del norte acaba de dar una orden que nos tiene temblando, y como si fuera señal del Apocalipsis, el país entero se convirtió en un escenario de guerra este fin de semana. Carreteras bañadas en sangre, la frivolidad de las redes sociales escupiendo en la cara de la miseria, enfermedades que parecen brujería y la delincuencia desatada. Pásale, pásele si tiene estómago fuerte, y entérese de la cruda realidad que supera cualquier ficción en esta edición especial de LÁGRIMAS Y PLOMO.
POR: “EL TUNDEMÁQUINAS” RAMÍREZ / DESDE EL EPICENTRO DEL CAOS / PARA LA RAZA QUE NO SE RAJA
CIUDAD DE MÉXICO, LUNES NEGRO DE RESACA MORAL Y NERVIOS DE PUNTA.— ¡Qué Dios nos agarre confesados, raza! Si usted, amable lector, pensaba arrancar la semana tranquilo con su guajolota y su cafecito, mejor siéntese y tómese un bolillo pal’ susto, porque el resumen de las últimas 72 horas parece escrito por el mismísimo chamuco en una noche de parranda con la parca.
Amanecemos con el alma en un hilo y el Jesús en la boca. El rumor corre como pólvora en redes y noticieros: “Última hora, Trump acaba de dar la orden de at…”. El mensaje se corta, pero el miedo ya se instaló. ¿Qué ordenó ahora? Nadie sabe a ciencia cierta, pero la tensión se siente en el aire, espesa como el smog de la capital. Y como si esta incertidumbre política no fuera suficiente castigo, la realidad nacional nos dio una cachetada guajolotera que nos dejó viendo estrellitas.
La imagen que encabeza esta pesadilla, la que resume el sentir de un pueblo golpeado, es esa que ya le dio la vuelta al internet y que nos parte el corazón: una pareja de nuestros viejitos, con los rostros surcados por el dolor y los ojos hinchados de tanto llorar, bajo un titular de periódico que cala hasta los huesos y no deja lugar a dudas: “TRISTEZA NACIONAL”. Y no es para menos, carajo, porque la huesuda se soltó el chongo y barrió parejo.
EL ASFALTO SE TIÑÓ DE ROJO: CARNICERÍA EN LAS CARRETERAS FEDERALES
Mientras la política internacional nos pone a temblar, en el asfalto mexicano se vivió una verdadera película de terror. La imprudencia, esa eterna comadre de la muerte, tomó el volante y pisó el acelerador a fondo. Las imágenes que nos llegan son dantescas, de esas que te quitan el sueño y te hacen persignarte aunque no seas creyente.
¡Carnicería total, mi gente! Vimos la tragedia con mayúsculas cuando el autobús de la línea “Rosario Bus”, ese gigante azul que lleva a la gente chambeadora a buscar la chuleta diaria, terminó convertido en un acordeón de fierros retorcidos, humo y lamentos en medio de la nada. ¡No tuvieron oportunidad! Las fotos son brutales y nos parten el alma: el camión destrozado y, a un lado, sobre la tierra y el pavimento caliente, decenas de cuerpos cubiertos con esas frías sábanas blancas o mantas térmicas plateadas, alineados como fichas macabras de un juego que nadie quiso jugar. Los peritos no se daban abasto entre tanto dolor ajeno.
Pero el cafrerío no paró ahí. En otro punto de la república, una mole de acero, un camión de carga manejado por un irresponsable, aplastó a un vehículo compacto hasta dejarlo como una miserable lata de refresco prensada. ¡Ahí no hubo sobrevivientes, solo fierros y lamentos! Y para colmo de la locura, en un hecho que parece de película gringa de bajo presupuesto, hasta un avión caza militar terminó panza arriba en un campo, en un accidente millonario que de milagro no terminó en bola de fuego. ¡Ya ni por aire estamos seguros!
EL GABINETE DE LOS HORRORES: ENIGMAS MÉDICOS QUE PARECEN BRUJERÍA
Pero espérense, que si la carretera los asustó, lo que llegó a las salas de urgencias los va a hacer rezar tres padres nuestros. ¡Parece que se abrieron las puertas del manicomio o del mismo infierno médico!
Los doctores están que no se la creen. Miren nomás las radiografías que se filtraron. ¿Qué clase de desesperación o locura lleva a un cristiano a tragarse una cadena de metal entera? ¡Ahí están los eslabones claritos en la panza del susodicho! Y la foto sangrienta de la cadena ya extraída sobre una gasa es para no dormir. ¡Cosas del mismísimo chamuco!
Y las lesiones… ¡Ay, Dios mío! Piernas abiertas en canal tras accidentes de moto, huesos de fuera sostenidos apenas por clavos y fijadores externos que parecen instrumentos de tortura medieval de Frankenstein. Extremidades a punto de la gangrena que nos recuerdan lo frágiles que somos. Y para rematar el frikismo médico, enfermedades de la piel que parecen plagas bíblicas con ronchas gigantes, o el piquete de un ciempiés monstruoso que mandó a una pobre alma a ver estrellitas al hospital. ¡Si eso es vivir, está muy cabrón!
EL GRAN CONTRASTE: LA VANIDAD TÓXICA DE LAS REDES VS. LA MISERIA QUE DUELE
Y aquí es donde a uno le hierve la sangre de pura indignación, parientes. El contraste brutal que nos escupe en la cara la descomposición social de este país bipolar.
Mientras México se desangra y se preocupa por las órdenes de Trump, el circo de la vanidad en redes sociales sigue su función a todo volumen, ajeno al dolor ajeno. Ahí tienen a las nuevas “buchonas” y a las que se sienten influencers, más preocupadas por el filtro, el silicón y la pose sexy en el espejo del baño, o en su silla “gamer” rosa anunciando “Más videos acá”, vendiendo espejitos y carne mientras el mundo arde a su alrededor. ¡Qué poca madre! La polémica estalló hasta en las escuelas, con el debate nacional sobre las mamás o maestras que van a recoger a las bendiciones en atuendos entallados que parecen de antro. ¿Libertad o falta de respeto en un país que se desmorona?
Pero la imagen que te parte el alma de verdad, la que debería darnos vergüenza a todos y que contrasta con tanto lujo falso, es la del otro extremo de la balanza: un niño pequeño, un verdadero héroe trágico sin capa, captado cargando un huacal de verduras más grande y pesado que él mismo en su pequeña espalda. Con sus botitas de hule para el lodo, ese chavito se parte el lomo para medio comer, mientras otros lloran porque se les cayó el Instagram. ¡Este es el México real que nadie quiere ver! El de la madre indígena pidiendo limosna en la banqueta con sus bebés en el rebozo, invisibles para los que pasan en sus camionetones.
APOCALIPSIS NOW: NATURALEZA ENFURECIDA Y CRIMEN SIN FRENO
Hasta la naturaleza anda enojada con la raza. Huracanes monstruosos amenazando en los mapas satelitales, grietas gigantes que parten la tierra y se tragan pueblos enteros, inundaciones bíblicas donde la gente pierde todo su patrimonio en minutos. Y, para rematar el frikismo, la aparición de un “cerdo fisicoculturista” con músculos deformes que parece salido de un laboratorio clandestino o de una pesadilla radioactiva. ¡Ya no sabe uno si reír de nervios o ponerse a rezar!
Mientras tanto, la nota roja no descansa. La policía y el ejército hicieron su chamba a medias, presentando a malandros con jetas largas, tipos con equipo táctico y armas largas posando como si fueran Rambo, y hasta mujeres atoradas en la movida del narco. Pero el plomo sigue volando. Cuerpos tirados en el lodo, ejecutados, mientras los peritos de blanco siguen escarbando en fosas clandestinas y terrenos baldíos, buscando respuestas que la tierra se niega a dar.
Lo más doloroso son los espacios vacíos. Los carteles de “SE BUSCA”, como el del joven Emiliano Ignacio, rostros que un día salieron a trabajar y la tierra se los tragó, dejando a sus madres con el alma rota. Y la imagen que nos rompe el corazón a todos: la espaldita de un niño pequeño marcada con lesiones terribles, víctima del maltrato. ¡Malditos monstruos los que tocan a una criatura!
El fin de semana cierra con un sabor amargo, metálico, a plomo, sangre y lágrimas, todo aderezado con la incertidumbre de qué demonios ordenó Trump. México está herido de muerte, raza. Está sangrando por los cuatro costados. Solo nos queda persignarnos, abrazar a los nuestros hoy que los tenemos, y rogar porque la próxima vez que salgamos a la calle a buscar la chuleta, la huesuda no nos tenga en su lista de pendientes. ¡Cuídense mucho, que la cosa está que arde! Seguiremos informando… si es que la realidad nos lo permite y no nos lleva la tristeza antes.