Esta madre m4t4 a su hij4 por no querer t0mar… Ver más

La primera imagen que todos vieron fue la de una niña pequeña. Ojos grandes, cabello rizado recogido con pequeñas ligas de colores, una sonrisa que parecía no conocer el miedo. Una de esas sonrisas que engañan al mundo, porque detrás de ella había una historia que nadie quiso ver a tiempo.
La segunda imagen mostraba un lavadero viejo, húmedo, manchado por el paso de los años. Ropa infantil amontonada, una llave de agua oxidada, paredes verdes cubiertas de moho. Un lugar común, cotidiano, uno de esos rincones invisibles donde se repite la rutina diaria… y donde también puede esconderse la tragedia.
La tercera imagen era la más dura: una mujer esposada, arrastrada por policías hacia una patrulla. Su rostro no gritaba inocencia ni arrepentimiento, sino algo peor: vacío. Un vacío que ya no podía llenarse con explicaciones.
Nadie imaginó que esas tres imágenes estaban unidas por una sola historia.
La niña se llamaba Camila. Tenía apenas tres años. Le gustaba correr descalza por la casa, jugar con una muñeca sin un ojo y esconderse detrás de las cortinas para asustar a su madre. Cada mañana despertaba con hambre y con sed, pidiendo agua, leche, cualquier cosa que calmara su garganta seca.
Pero ese día… ese día fue distinto.
Su madre llevaba semanas sin dormir bien. El cansancio se le había instalado en los huesos, mezclado con la frustración, la pobreza y una rabia que no sabía de dónde venía, pero que crecía como una sombra dentro de ella. Nadie le enseñó a ser madre. Nadie la ayudó cuando gritó en silencio que ya no podía más.
Camila lloró esa mañana. No quería beber lo que su madre le ofrecía. El sabor era extraño. Amargo. La niña empujó el vaso con sus manitas pequeñas, derramando parte del líquido sobre el suelo.
Ese fue el momento exacto en que algo se rompió.
—¡Tómalo! —gritó la madre, con una voz que no parecía suya.
Camila negó con la cabeza. Lloró más fuerte. No entendía el enojo, solo sentía miedo. Intentó correr, pero fue alcanzada. El llanto se convirtió en súplica. La súplica en silencio.