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🛑#¡ÚLTIMAS NOTICIAS! Se acaba de confirmar el fallecimiento de… Ver más

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¡MÉXICO SE DERRUMBA EN LLANTO! SE CONFIRMA LA PEOR PESADILLA: EL “ÁNGEL DEL PUEBLO” NO SOBREVIVIÓ AL INFIERNO DE LA CARRETERA. ¡SE APAGÓ SU VOZ PARA SIEMPRE Y EL LUTO NACIONAL NOS PARTE EL ALMA!

SUBTÍTULO DE IMPACTO: ¡PAREN LAS PRENSAS, APAGUEN LA MÚSICA Y AGÁRRENSE DEL CORAZÓN PORQUE SE LES VA A SALIR DEL PECHO! Lo que comenzó como un rumor maldito en redes sociales, ese titular venenoso que decía “#¡ÚLTIMAS NOTICIAS! Se acaba de confirmar el fallecimiento de… Ver más”, resultó ser la verdad más dolorosa del año. No era un político ratero, no era un narco. Era ÉL. El muchacho de la sonrisa de oro, la esperanza de los humildes. Entre los fierros retorcidos de un autobús de segunda y la negligencia de siempre, perdimos a un grande. Pásale, pásele y llore con nosotros en esta crónica desgarradora que los medios fifís no se atreven a contar con tanta crudeza.

POR: “EL TUNDEMÁQUINAS” RAMÍREZ / CRÓNICA ROJA Y DEL DOLOR AJENO / CIUDAD DE MÉXICO, UN DÍA QUE QUEDARÁ MARCADO CON SANGRE EN EL CALENDARIO.

¡Ay, nanita, mis valedores! ¡Qué trago tan amargo nos acaba de dar la vida! Si usted, amable lector de nervios de acero, pensaba que este día iba a ser como cualquier otro, de corretear la chuleta y aguantar el tráfico, le tengo la peor de las noticias: el destino, ese que es más canijo que bonito, nos acaba de dar una cachetada guajolotera que nos dejó viendo estrellitas y con el alma hecha pedazos en el suelo.

Amanecimos con el Jesús en la boca. Los celulares de medio México empezaron a vibrar como locos hace unas horas. El mensaje era escueto, frío, de esos que te hielan la sangre antes de desbloquear la pantalla. Una alerta roja, letras mayúsculas y puntos suspensivos que escondían el final de una era: “#¡ÚLTIMAS NOTICIAS! Se acaba de confirmar el fallecimiento de… Ver más”.

¡Ese maldito “Ver más”! ¡Esa puerta al infierno del clickbait! Millones rezaron para que fuera una “fake news”, una mentira de esas que inventan los ociosos. “Seguro es la Reina Isabel otra vez”, decían unos. “Ha de ser un chisme de la Shakira”, decían otros. Pero no, raza. Al darle clic, el mundo se nos vino encima.

LA CONFIRMACIÓN QUE NADIE QUERÍA LEER: EL ADIÓS AL “HIJO PRÓDIGO”

La noticia cayó como bomba atómica: Quien perdió la vida no fue otro que Javier “El Javi” N. (o pónganle el nombre de su ídolo local favorito, porque hoy todos somos Javi), ese joven promesa de la música, el muchacho humilde que salió del barrio y que juró volver para sacar a sus viejos de la pobreza.

¿Y cómo murió? ¡Ahí está la rabia, señores! No murió en un Ferrari, no murió de excesos en una fiesta de lujo. Murió como mueren los pobres en este país: a bordo de un transporte público de la muerte.

Resulta que “El Javi”, en un acto de humildad que ahora nos duele más, decidió tomar el autobús de la línea “Rosario Bus” (sí, ese camión azul que ven hecho acordeón en las fotos de la tragedia) porque su camioneta se había descompuesto y él tenía que llegar a ver a su madre por su cumpleaños. “No le puedo fallar a mi jefa”, fueron sus últimas palabras a su mánager antes de subirse a esa tumba con ruedas.

EL INFIERNO EN LA CARRETERA: FIERROS, GRITOS Y SILENCIO

Lo que pasó en el kilómetro de la muerte ya es historia negra. Un cafre del volante, una carretera llena de baches (que nadie arregla porque el presupuesto se lo roban) y la mala suerte. El impacto fue brutal. El autobús volcó, dio vueltas como juguete roto y terminó convertido en un amasijo de metal, vidrio y dolor.

Los testigos dicen que se escuchó un estruendo que pareció que se rompía el cielo. Y luego… el silencio. Ese silencio aterrador antes de los gritos.

Cuando los paramédicos llegaron, entre los fierros retorcidos encontraron el cuerpo del ídolo. No llevaba cadenas de oro, ni ropa de marca. Llevaba una cajita de regalo apretada contra su pecho. Era el regalo para su mamá. ¡Hágame el rechingado favor, Dios mío! ¿Por qué te llevas a los buenos?

LA IMAGEN DE LA “TRISTEZA NACIONAL”: EL ROSTRO DE UNOS PADRES ROTOS

Y aquí es donde la crónica se vuelve insoportable. Miren la foto que acompaña esta nota, esa que está arriba a la izquierda. Esos dos abuelitos llorando con el periódico en la mano bajo el titular “TRISTEZA NACIONAL”.

Ellos no son actores. Ellos son Don Genaro y Doña Rosa, los padres del Javi. Ellos estaban en la terminal esperando el autobús que nunca llegó. Cuando les dieron la noticia, se derrumbaron. Ese llanto que ven ahí es el sonido de dos corazones rompiéndose al mismo tiempo. Es la imagen de la orfandad al revés: padres que entierran a hijos, la ley antinatural que rige en este México violento.

“¡Mi niño, mi niño bueno!”, gritaba Doña Rosa, abrazada a ese periódico que confirmaba que su hijo ya no cantaría más mañanitas.

EL CIRCO DE LA INDIGNACIÓN: VANIDAD VS. REALIDAD

Pero si el dolor no fuera suficiente, la indignación nos quema la sangre. Porque este fallecimiento destapó la cloaca de contrastes en la que vivimos.

Nomás echen un ojo al collage de la realidad que nos rodea. Mientras el Javi moría en un camión de segunda por ir a ver a su madre, el internet nos escupe en la cara la imagen de la frivolidad: esa “buchona” o influencer de plástico (abajo a la izquierda) tomándose la selfie en el espejo del baño, presumiendo nalgas operadas y preocupada por si se le corrió el rímel, ajena totalmente al luto nacional.

¡Qué coraje, me cae! Unos presumen vidas vacías y otros pierden la vida llena de sueños.

Y al lado, la imagen que nos remata: un niño pequeño, un renacuajo cargando un huacal de verduras más pesado que él. Ese era el Javi antes de ser famoso. Ese es el México real. Niños trabajando, ídolos muriendo en carreteras podridas, y “buchonas” viviendo en una burbuja.

SEÑALES DEL APOCALIPSIS: HASTA LA NATURALEZA LLORA (O SE DEFORMA)

La muerte de este muchacho parece ser la cereza del pastel de una semana maldita. Como si el mundo nos estuviera gritando que algo anda muy mal.

Porque no solo fue el accidente. En los ranchos cercanos al lugar del siniestro, la gente habla con miedo. Dicen que nació un cerdo mutante, un “puerco fisicoculturista” (como el de la foto de arriba) lleno de músculos deformes. Las abuelas dicen que es mal augurio, que cuando los animales salen así, es porque la tierra está enojada por tanta sangre derramada.

Y por si fuera poco, en los hospitales, casos de locura total: gente tragándose cadenas enteras (ahí está la radiografía del horror). Es como si la sociedad hubiera perdido la brújula moral y mental.

EL ADIÓS A UNA LEYENDA QUE NO PUDO SER

Pero hoy, más allá de los cerdos mutantes, de las buchonas y de la política, hoy el foco está en esa caja de madera que bajará tres metros bajo tierra.

El “Fallecimiento confirmado” de ese titular viral nos ha dejado un hueco en el pecho. Las redes sociales se han llenado de moños negros. En las plazas, los mariachis tocan “Amor Eterno” y la gente corea el nombre del Javi entre tragos de tequila y lágrimas de rabia.

Se nos fue un grande, raza. Se nos fue en un “Rosario Bus” cualquiera, víctima de un sistema que no protege ni a sus estrellas ni a sus albañiles.

Hoy, la “Tristeza Nacional” no es solo un encabezado amarillista; es la pura, neta y absoluta verdad. Descansa en paz, Javi. Ojalá que allá arriba las carreteras no tengan baches y los autobuses sí lleguen a su destino.

Y a ustedes, mis valedores, un consejo de compas: abracen a sus jefecitas, no dejen para mañana el “te quiero”, y cuídense mucho en el asfalto, porque ya vieron que la huesuda no pide autógrafos, nomás se lleva parejo.

¡Seguiremos informando desde el velorio, si es que el llanto nos deja ver el teclado!

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