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😱Fue expulsado de su casa y amaneció sin vi… Ver más

😱Fue expulsado de su casa y amaneció sin vi… Ver más

 

PÁRENLE A SUS ROTATIVAS Y AGÁRRENSE DEL ASIENTO! PORQUE LO QUE ESTAMOS A PUNTO DE CONTARLES NO ES UNA PELÍCULA DE TERROR, ES LA PURA Y CRUDA REALIDAD QUE NOS GOLPEA EN LA CARA ESTA MAÑANA. ¡UNA TRAGEDIA QUE HUELE A SANGRE JOVEN Y A UN DESTINO MÁS PERRO QUE EL HAMBRE!

TÍTULO PRINCIPAL: ¡EL INFIERNO EN LA TIERRA! LO ECHARON DE SU CANTÓN POR UNA BRONCA FAMILIAR Y LA “HUESUDA” LO ESTABA ESPERANDO EN LA ESQUINA JUNTO A TODA SU CLIKA. ¡LA FOTO VIRAL QUE ESCONDE UNA MASACRE QUE TIENE AL BARRIO LLORANDO SANGRE!

SUBTÍTULO DE IMPACTO: El titular mocho que circuló en redes nos dejó fríos: “Fue expulsado de su casa y amaneció sin vi…”. Ese maldito “Ver más” era la puerta de entrada al horror absoluto. No fue uno, ¡FUERON LOS SEIS! Los seis compas de la foto, los que ayer sonreían, hoy son los protagonistas de la nota roja más dantesca de la semana. Aquí te contamos la neta, sin censura, de cómo una noche de apoyo entre carnales terminó en un baño de sangre que nadie vio venir.


POR: EL TUNDEMÁQUINAS RAMÍREZ / CRÓNICA ROJA DESDE EL ASFALTO CALIENTE

CIUDAD DE LA FURIA.– ¡Ay, nanita! Si usted, mi estimado lector de nervios de acero y estómago de trailero, pensaba que ya lo había visto todo en este México mágico y trágico, permítame decirle que está muy equivocado. La noticia que hoy nos sacude las entrañas es de esas que te hacen perder la fe en la humanidad y te dejan con un hueco en el pecho, sobre todo si eres padre, hermano o amigo.

Miren bien la foto. Grábense esos rostros. Son seis chavos, seis morros como cualquier otro que te topas en la esquina, en la prepa, en la cancha de fut rápido. Ropa casual, miradas tranquilas, la vida por delante. “La Clika de la Esquina”, les decían algunos. Uña y mugre desde chavitos. Donde estaba uno, estaban los otros cinco. Hermanos no de sangre, sino de lealtad, de esa que se forja en la calle.

Pero la lealtad, mis valedores, a veces cobra un precio muy alto en esta selva de concreto.

EL INICIO DEL FIN: UN PORTAZO QUE SENTENCIÓ UNA VIDA

Todo comenzó la tarde de ayer, una tarde que pintaba normal, hasta que el diablo metió la cola en la casa de uno de ellos. Llamémosle “Lalo” (el segundo de izquierda a derecha en la foto, el de la mirada más seria).

Cuentan las vecinas chismosas del barrio, esas que no pierden detalle, que en la casa de Lalo se armó la de Dios Padre. Gritos, manotazos, cosas rompiéndose. ¿La razón? Qué importa ya. Una bronca con el jefe de familia, de esas que escalan rápido cuando la testosterona y el orgullo se encuentran.

La sentencia final retumbó en toda la cuadra: “¡TE LARGAS AHORA MISMO! ¡AQUÍ YA NO TIENES CASA, CABRÓN!”.

Y así, con lo puesto, con el corazón roto y la rabia atorada en el gaznate, Lalo salió a la calle. Expulsado de su propio refugio. ¿Y a dónde vas cuando el mundo se te cierra? Pues con la familia que uno escoge: los amigos.

LA LLAMADA DE AUXILIO Y LA ÚLTIMA NOCHE DE “ROL”

Lalo no tardó en marcarles a sus carnales. “Wey, mi jefe se puso loco, me corrió. Ando en la calle”. No hizo falta decir más. En cuestión de minutos, la clika se activó.

“¡No hay pex, carnal, ahorita te topamos! No te vamos a dejar morir solo”.

Llegaron los otros cinco por él. En la foto se les ve unidos, y así estaban anoche. Se subieron a un carrito medio destartalado que traía uno de ellos y decidieron ir a “dar el rol” para que a Lalo se le bajara el coraje. Iban a ser solo unas horas, unas chelas banqueteras quizás, hablar mal de los viejos, planear dónde se iba a quedar Lalo a dormir. Lo normal. Lo que hacen los amigos.

Se fueron hacia las afueras, buscando un lugar tranquilo, lejos del ruido, quizás un mirador o un paraje solitario para desahogarse a gusto. ¡Pobres ilusos! No sabían que estaban manejando directo a la boca del lobo. No sabían que la muerte esa noche andaba de antojo y se iba a servir con cuchara grande.

EL AMANECER ROJO: EL HALLAZGO QUE HELÓ LA SANGRE A LOS POLICÍAS

Lo que pasó en esas horas de madrugada es un misterio que ahora está en manos de la Fiscalía (y ya sabemos cómo se las gastan). Pero el resultado… el resultado es el cuadro más macabro que se ha visto en meses.

El sol apenas despuntaba, pintando de naranja el cielo, cuando un campesino que iba a su jornada en un terreno baldío, allá donde el diablo perdió el poncho, vio el coche. Estaba con las puertas abiertas.

Al acercarse, el olor metálico e inconfundible de la sangre lo golpeó.

El titular decía: “amaneció sin vi…”. Todos pensamos que se refería solo a Lalo. Pensamos en un suicidio por depresión, o quizás un accidente. ¡Pero no, señores! ¡LA REALIDAD FUE UNA MASACRE!

Ahí estaban los seis. Los seis rostros de la foto que ahora ilustra esta tragedia.

No vamos a entrar en detalles escabrosos por respeto a las jefecitas que van a leer esto, pero se notaba que hubo saña. No fue un accidente. Fue una ejecución. Los bajaron, los hincaron y les arrebataron el futuro a plomo limpio.

¿Por qué? ¿Qué vieron? ¿Con quién se toparon en ese lugar solitario? ¿Fue un asalto que salió terriblemente mal? ¿O acaso los confundieron con alguien más en esta guerra absurda que vivimos?

Lalo, el expulsado, terminó sin vida. Pero su expulsión arrastró a sus cinco mejores amigos al mismo destino fatal. La lealtad los mantuvo juntos hasta el último segundo, hasta el último suspiro en ese terreno frío y polvoriento.

EL DOLOR QUE DESGARRA: LÁGRIMAS DE MADRE QUE NO SECAN

La noticia corrió como reguero de pólvora en el barrio. Los teléfonos empezaron a sonar y nadie contestaba. El presentimiento de las madres, ese que nunca falla, les decía que algo terrible había pasado.

La escena en el SEMEFO esta mañana era para partirle el alma al más duro. Seis familias destrozadas. Gritos desgarradores que rebotaban en las paredes frías de la morgue.

“¡Mi hijo no! ¡Él solo salió a ayudar a su amigo!”, gritaba una señora, sostenida por dos vecinas para no desplomarse.

Y el padre de Lalo… el hombre que con su furia detonó la cadena de eventos… dicen que estaba hecho un guiñapo en una esquina, incapaz de levantar la cara, cargando con una culpa que lo va a perseguir hasta el día que se muera. Su portazo no solo echó a su hijo a la calle, lo echó a los brazos de la muerte y se llevó a otros cinco inocentes de corbata.

¡JUSTICIA! EL GRITO AHOGADO DE SIEMPRE

Hoy, el barrio está de luto cerrado. Seis ataúdes se preparan. Seis velorios simultáneos. Seis sillas vacías en las mesas de familias que ayer eran normales y hoy están marcadas por la tragedia.

La policía acordonó la zona, los peritos tomaron fotos, el Ministerio Público abrió la carpeta de investigación número mil ochocientos de este mes. Las mismas promesas de siempre: “Llegaremos hasta las últimas consecuencias”, “No habrá impunidad”.

Pero la raza ya se la sabe. La raza sabe que en este país, ser joven a veces parece ser un delito que se paga con la vida.

Ese “Ver más” del titular escondía el final de seis vidas que apenas comenzaban. Escondía el horror de un México donde una noche de amigos puede terminar en una plancha de forense.

Descansen en paz, morros. Que la tierra les sea leve. Y a ustedes, los que quedan aquí abajo, cuiden a los suyos, porque uno nunca sabe cuándo un simple “ahorita vengo, voy con los cuates” puede ser el último adiós.

¡QUÉ POCA MADRE DE REALIDAD, ME CAE!

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