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🚨Ultima Hora🚨 Encuentran a un hombre cong…Ver más

🚨Ultima Hora🚨 Encuentran a un hombre cong…Ver más

 

¡PÁRENLE A SUS ROTATIVAS Y AGÁRRENSE DEL ASIENTO! PORQUE LA NOTICIA QUE LES TRAEMOS HOY ESTÁ MÁS FRÍA QUE EL ABRAZO DE LA SUEGRA Y MÁS CRUDA QUE LA REALIDAD MISMA. ¡ESTO NO ES UNA PELÍCULA DE TERROR, ES EL MÉXICO MÁGICO Y TRÁGICO QUE NOS GOLPEA EN LA MERA JETA!

TÍTULO PRINCIPAL: ¡EL INFIERNO ESTÁ HELADO! ENCUENTRAN A HOMBRE CONVERTIDO EN ESTATUA DE HIELO DENTRO DE UNA CÁMARA FRIGORÍFICA INDUSTRIAL. ¡PARECE SACADO DE UNA PESADILLA!

SUBTÍTULO DE IMPACTO: El mensaje que te vibró en el celular y te dejó con el Jesús en la boca: “Ultima Hora Encuentran a un hombre cong…Ver más”, escondía la historia más macabra de la semana. No fue en el Pico de Orizaba, raza, fue en plena zona industrial, donde la muerte tiene horario de oficina y temperatura bajo cero. ¡Aquí te contamos la neta, sin censura y con todos los pelos y señales que la tele no se atreve a pasar!

POR: “EL TUNDEMÁQUINAS” RAMÍREZ / CRÓNICA ROJA DESDE EL ASFALTO FRÍO

CIUDAD DE LA FURIA (Y AHORA DEL HIELO).– ¡Ay, nanita! Si usted, mi estimado lector de nervios de acero y estómago de trailero, pensaba que ya lo había visto todo en esta jungla de concreto, permítame decirle que la realidad le acaba de dar una cachetada guajolotera.

Esa notificación que les llegó hace rato, esa que los dejó picados con el morboso “Ver más”, no era un clickbait cualquiera. ¡Era la antesala del horror puro! Prepárense un bolillo pa’l susto y siéntense bien, porque lo que les voy a narrar los va a dejar temblando, y no precisamente de frío.

EL ESCENARIO DEL TERROR: UNA MADRUGADA GÉLIDA EN IZTAPALAPA

Todo ocurrió en las primeras horas de este martes negro, en el corazón de la zona industrial de Iztapalapa, allá donde el smog se mezcla con el olor a fritanga y diesel. Mientras la mayoría de los chilangos dormían calientitos en sus camas, o apenas se preparaban para corretear la chuleta, en la empacadora de cárnicos “La Siberia Mexicana” se gestaba una escena dantesca.

Eran las 4:30 de la mañana. Don Tiburcio, el velador del turno nocturno –un señor ya mayor, de esos que fuman faros y no le temen ni al diablo porque dicen que ya lo vieron– estaba dando su último rondín antes de entregar el turno. Todo parecía normal: el zumbido constante de los compresores gigantes, el frío que siempre cala en esa bodega, y la soledad habitual.

Pero algo no cuadraba. Don Tiburcio notó que la pesada puerta de acero inoxidable de la Cámara Frigorífica Número 4, la que se usa para el “congelado rápido” a menos 30 grados centígrados, tenía el seguro exterior botado. Un detalle pequeño, pero en el mundo de la seguridad industrial, eso es una bandera roja más grande que la del Zócalo.

EL HALLAZGO QUE HELÓ LA SANGRE: UNA “PALETA HUMANA” ENTRE LAS RESES

Con la linterna en mano y el presentimiento de que algo andaba muy mal, Don Tiburcio jaló la palanca. La puerta se abrió con un soplido de aire gélido que le congeló hasta las ideas. La nube de vapor blanco salió de la cámara, y cuando se disipó, el pobre velador vio algo que no se le va a olvidar ni aunque viva cien años.

¡Virgencita Santa, ampáranos!

Ahí, al fondo de la cámara, entre canales de res colgando de ganchos como péndulos macabros, había una figura que no debería estar ahí. No era un maniquí. No era un bulto de carne mal acomodado.

¡Era un hombre! Pero no un hombre como usted o como yo. Era una estatua. Un bloque sólido. Una auténtica “paleta humana”.

Estaba acurrucado en una esquina, en posición fetal, como si en sus últimos momentos hubiera intentado buscar un calor que nunca llegó. La descripción es fuerte, raza, pero hay que decirla como es: su piel ya no era color cartón, tenía un tono azulado, tirándole a morado intenso, casi negro en las puntas de los dedos.

La ropa, una chamarra de mezclilla y unos pantalones de trabajo, estaba tiesa como piedra, cubierta por una fina capa de escarcha brillante bajo la luz de la linterna. Pero lo peor, mis valedores, lo que hizo que Don Tiburcio soltara la linterna y pegara un grito que despertó a los perros callejeros de tres cuadras a la redonda, fue la cara del occiso.

Los ojos. Esos ojos estaban abiertos de par en par, pelones, mirando a la nada con una expresión de terror y agonía congelada en el tiempo. Las pestañas y las cejas estaban blancas de hielo. La boca entreabierta, como si hubiera querido gritar un último auxilio que se quedó atrapado en su garganta congelada.

EL ZAFARRANCHO: SIRENAS, PERITOS Y MISTERIO

En cuestión de minutos, la empacadora se convirtió en un circo de tres pistas. Llegaron las patrullas con la sirena abierta, pintando de rojo y azul las paredes de la bodega. Llegaron los paramédicos de la Cruz Roja, aunque nomás fue de puro trámite, porque ¿qué le vas a hacer a un bloque de hielo? ¡Ni con soplete lo revivían!

La zona se llenó de cinta amarilla de “PROHIBIDO EL PASO”. Los trabajadores del turno matutino empezaron a llegar y se toparon con el mitote, armando el chisme y las especulaciones.

Luego llegaron los “astronautas”, los peritos de la Fiscalía, enfundados en sus trajes blancos, temblando de frío mientras entraban a la cámara de la muerte para tomar fotos y levantar evidencias. Tuvieron que trabajar rápido, porque a esa temperatura hasta las cámaras fotográficas se pasman.

LAS TEORÍAS DEL BARRIO: ¿ACCIDENTE O CRIMEN PERFECTO?

Aquí es donde la puerca tuerce el rabo, mi gente. ¿Quién es el hombre de hielo? Hasta el cierre de esta edición, el cuerpo sigue en calidad de desconocido. No traía credencial de elector, ni celular, ni cartera. Nada. Un “N.N.” más en la larga lista de esta ciudad.

Y la pregunta del millón que tiene a todos los agentes rascándose la cabeza: ¿Cómo diablos terminó ahí adentro?

Las teorías en el barrio ya corren más rápido que la pólvora:

Teoría 1: El Accidente Laboral. Dicen que pudo ser un trabajador, quizás un “diablito” o un estibador que entró a acomodar algo, la puerta se cerró por un golpe de viento o un error mecánico, y nadie lo escuchó gritar. Imagínense la desesperación, rasguñando el acero, sintiendo cómo el frío te va apagando el sistema poco a poco hasta que el corazón se te congela. ¡Qué muerte tan culera, me cae!

Teoría 2: El Ajuste de Cuentas. Ah, pero la raza malpensada (y con razón) dice que esto huele a podrido. Que a lo mejor al compa le dieron “piso” afuera y lo fueron a guardar ahí para que no apestara mientras veían dónde lo tiraban. O peor aún, que lo metieron vivo a la fuerza. Los peritos están buscando si la puerta tenía cerrojo por fuera. Si alguien le echó llave, esto ya no es tragedia, ¡es homicidio calificado con saña y alevosía!

Teoría 3: El Polizón. Otros dicen que quizás era alguien buscando refugio, o tratando de robar algo, y se metió en el lugar equivocado a la hora equivocada.

EL DESTINO FINAL: LA PLANCHA (FRÍA) DEL SEMEFO

Por lo pronto, sacar el cuerpo fue todo un show. Estaba tan pegado al piso de metal por el hielo que tuvieron que usar herramientas para despegarlo con cuidado de no romperlo. ¡No es broma, estaba quebradizo!

Ahora, la “paleta humana” va camino al SEMEFO, a la morgue. Irónico, ¿no? Va de un refrigerador a otro. Ahí tendrán que esperar horas, quizás un día entero, a que el cuerpo se descongele naturalmente para poder hacerle la autopsia de ley y ver si tiene golpes, balazos o si murió puramente de hipotermia.

Esta noticia nos deja helados a todos, mis valedores. Es un recordatorio brutal de que la muerte acecha en los lugares más insospechados. Hoy, una familia no sabe que su padre, hijo o hermano está en una plancha metálica, siendo el protagonista de la nota roja más fría del año.

Seguiremos informando, porque este caso apenas empieza a calentarse (es un decir). ¡Manténganse alerta y abríguense bien, que el mundo allá afuera está muy perro y muy frío!

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