Trágico accidente deja 23 personas fallecid… Ver más

¡PÁRENLE A SUS RELOJES Y AGÁRRENSE EL CORAZÓN PORQUE SE LES VA A SALIR DEL PECHO! ¡MÉXICO AMANECE BAÑADO EN LÁGRIMAS Y SANGRE!
TÍTULO PRINCIPAL: EL FIN DE SEMANA DEL APOCALIPSIS: LA “HUESUDA” SE SIVIO CON CUCHARA GRANDE EN LAS CARRETERAS DEJANDO 23 ALMAS EN EL ASFALTO, MIENTRAS EL PAÍS SE HUNDE ENTRE FENÓMENOS BIZARROS, MISERIA Y EL LLANTO DE LOS NUESTROS. ¡UNA “TRISTEZA NACIONAL” QUE NOS ESTÁ MATANDO EN VIDA!
SUBTÍTULO DE IMPACTO: El internet colapsó anoche con una notificación que nadie quería abrir, pero que todos vimos: “Trágico accidente deja 23 personas fallecid… Ver más”. Ese maldito “Ver más” escondía la entrada al mismísimo infierno. No fue una pesadilla, raza, fue la cruda realidad que nos golpeó en la cara este domingo negro. Autobuses convertidos en ataúdes de fierro, abuelos destrozados, niños cargando la cruz de la pobreza y hasta fenómenos que parecen obra del chamuco. ¡Pásale, pásele y entérese de la crónica roja más desgarradora que leerá este año, porque esto no lo verán en las noticias fresas!
POR: “EL TUNDEMÁQUINAS” RAMÍREZ / CRÓNICA ROJA Y DESASTRES NACIONALES / DESDE EL EPICENTRO DEL DOLOR.
¡Ay, nanita, mis valedores! Si usted, amable lector de estómago curtido y nervios de acero, pensaba que ya lo había visto todo en este valle de lágrimas que llamamos México Mágico, le sugiero que se siente bien, se eche un trago fuerte pa’l susto y se persigne tres veces al revés, porque el resumen de lo que pasó en las últimas 48 horas está más cargado de tragedia que el final de una telenovela de las 9.
El horno no está para bollos y el país entero amaneció con una cruda moral de aquellas que no se curan con chilaquiles. El collage del horror que ven ustedes encabezando esta nota no es un montaje de película gringa, ¡es el retrato vivo del México que nos duele, el que sangra y el que a veces ya no entendemos!
LA CARRETERA DEL INFIERNO: EL “ROSARIO BUS” QUE NUNCA LLEGÓ
Todo comenzó con ese zumbido en el celular que nos heló la sangre. La alerta era corta pero venenosa: “Trágico accidente deja 23 personas fallecid…”. Muchos pensamos: “Ojalá sea fake news, ojalá sea en otro país”. Pero nel, pastel. La desgracia tenía código postal mexicano.
En una de esas carreteras de Dios, olvidadas por la mano del mantenimiento y gobernadas por la imprudencia, el destino le jugó la peor broma a docenas de familias. Miren nomás la foto del autobús azul, el famoso “Rosario Bus”. ¡Quedó hecho acordeón, mi gente! Un gigante de acero reducido a chatarra retorcida en cuestión de segundos.
Cuentan los testigos que el estruendo pareció que se abría la tierra. Gritos, llanto, fierros crujiendo y luego… el silencio sepulcral de la muerte. Veintitrés almas. ¡Veintitrés! Se dice fácil, pero son 23 familias que hoy no van a tener quién se siente a la mesa. Son padres que regresaban de la chamba, estudiantes con sueños en la mochila, jefecitas que iban a visitar a los nietos. Todos, borrados de un plumazo por la “Huesuda” que andaba de turno doble en el asfalto.
El olor a diésel quemado mezclado con el de la tragedia impregnó el aire. Los servicios de emergencia no se daban abasto. Era una zona de guerra.
LA IMAGEN QUE NOS PARTIÓ EL ALMA: “TRISTEZA NACIONAL”
Y si los fierros retorcidos no fueran suficiente para doblarnos las rodillas, volteen a ver a la pareja de abuelitos en la esquina superior izquierda. ¡No manchen! Esa imagen duele más que una patada en las espinillas.
Ahí están, nuestros viejos, la raíz de este país, llorando a moco tendido, sostenidos apenas el uno al otro. Y en sus manos, como una sentencia, un periódico que grita lo que todos sentimos: “TRISTEZA NACIONAL”.
¿A quién esperaban ellos en ese autobús? ¿A un hijo que ya no llegó? Su llanto es el llanto de todos nosotros. Es la impotencia de ver cómo el país se nos deshace entre las manos y solo nos queda poner titulares tristes en el papel periódico. Esa foto es el espejo donde no nos queremos mirar, pero ahí estamos.
EL CIRCO DE LO GROTESCO: CUANDO EL DIABLO ANDA SUELTO
Pero agárrense, que si creían que ahí paraba la cosa, están muy equivocados. Parece que este fin de semana se abrieron las puertas del averno y salieron todas las bestias juntas.
Mientras el país lloraba a sus 23 muertos, en otros rincones pasaban cosas que ni la ciencia explica. ¡Miren al cerdo ese! ¡El puerco fisicoculturista! ¿Qué clase de brujería es esa? Un animal deforme, lleno de músculos que parecen tumores. La gente en los ranchos anda espantada, dicen que son señales del fin de los tiempos, que algo muy malo estamos comiendo o que de plano ya nos cargó el payaso.
Y para rematar la feria de lo absurdo, la radiografía del tipo que se tragó hasta la cadena del perro. ¡Una panza llena de fierros! ¿Qué nivel de locura estamos viviendo? El mundo está de cabeza, raza. Ya no sabe uno si persignarse o llamar a los Hombres de Negro.
EL MÉXICO DE LOS CONTRASTES QUE DAN VERGÜENZA
Y en medio de este caos, el espejo de nuestra sociedad podrida nos escupe en la cara. Miren la esquina de abajo. Por un lado, la “buchona” de turno, la influencer de plástico, tomándose la selfie en el baño, más preocupada por el filtro que por el país que se incendia allá afuera. La vanidad a todo lo que da.
Y justo al lado, la realidad que nos debería quemar las entrañas: un niño pequeño, un chilpayate que debería estar jugando a las canicas, cargando un huacal de verduras más pesado que él mismo pa’ llevar un taco a su casa. ¡Eso no tiene madre! Mientras unos presumen lujos vacíos, nuestros niños se parten el lomo. ¡Si esto no es el infierno, se le parece mucho!
HASTA LOS RICOS LLORAN Y LA BOTA MILITAR APRIETA
El colapso es parejo. Ahí tienen a la Alejandra Guzmán, la rockera de hierro, llorando también en televisión nacional. Cuando hasta tus ídolos se quiebran, sabes que la cosa está color de hormiga.
Y en las calles, la tensión se corta con cuchillo. La foto de los elementos sometiendo a alguien en el suelo nos recuerda que la violencia es el pan nuestro de cada día. Nadie está a salvo.
CONCLUSIÓN: UN LUNES PARA EL OLVIDO
Así amanecemos, mis valedores. Con 23 ataúdes nuevos, con abuelos rotos, con fenómenos inexplicables y con la certeza de que estamos viviendo tiempos oscuros.
Ese “Ver más” en el celular no era una invitación, era una advertencia. La “Tristeza Nacional” se nos metió hasta la cocina. Cuídense mucho, abracen a los suyos si tuvieron la suerte de verlos hoy, y recen lo que se sepan, porque parece que la mala racha apenas empieza. ¡Qué Dios nos agarre confesados en este México nuestro!