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ULTIMA HORA 😱capturan a la mujer que mat…ver más

ULTIMA HORA 😱capturan a la mujer que mat…ver más

 

¡PÁRENLE A SUS PRENSAS Y AGÁRRENSE DE DONDE PUEDAN, RAZA! PORQUE EL CHISME QUE LES TRAEMOS HOY ESTÁ MÁS CALIENTE QUE UNA PLANCHA OLVIDADA Y MÁS SANGRIENTO QUE PELÍCULA DE HORROR CLASE B.

¡SE ACABÓ EL MISTERIO QUE TENÍA A MEDIA CIUDAD CON EL JESÚS EN LA BOCA! CAE FINALMENTE “LA DIABLA DE ECATEPEC”, LA MUJER QUE MATÓ POR CELOS, DESCUARTIZÓ POR VENGANZA Y… ¡NO MANCHES, LO QUE HIZO DESPUÉS NO TIENE NOMBRE!

SUBTÍTULO DE IMPACTO: El pitazo de “ÚLTIMA HORA” que vibró en tu celular anoche no era broma. Esa notificación que se cortaba justo en la mejor parte: “capturan a la mujer que mat…ver más”, escondía la historia más macabra de la década. Hoy, aquí en tu Crónica Roja de confianza, te destapamos el tamal completo, con todo y hebras de carne. ¡Pásale, pásele y entérese del horror que se vivía en la vecindad del número 666 de la calle Amargura!


POR: “EL TUNDEMÁQUINAS” RAMÍREZ / CRÓNICA POLICIACA DESDE EL ASFALTO

ECATEPEC, ESTADO DE MÉXICO (DONDE EL DIABLO PERDIÓ EL PONCHO).– ¡Ay, nanita! Si usted, amable lector de estómago curtido y nervios de acero, pensaba que ya lo había visto todo en este valle de lágrimas, prepárese para persignarse tres veces al revés. La realidad, esa señora necia que siempre supera a la ficción, nos acaba de dar una cachetada con guante blanco empapado en sangre.

Ayer por la noche, mientras la mayoría de la gente decente ya estaba viendo la novela o cenando sus tacos de suadero, el municipio de Ecatepec se convirtió en una sucursal del infierno. Sirenas aullando como lobos en celo, el helicóptero “Cóndor” de la tira echando luz sobre las azoteas y un despliegue de elementos de la Guardia Nacional que parecía operativo para agarrar al Chapo otra vez. ¿Todo este relajo pa’ qué? Para atorar a una sola mujer. Pero no cualquier mujer, mis valedores.

Hablamos de Doña Rosa “N”, ahora conocida en los bajos fondos y en las tortillerías del barrio como “La Carnicera del Tinaco” o “La Diabla de Ecatepec”. Una señora que, a primera vista, no mataba ni una mosca. De esas vecinas que te saludan con un “Buenos días, joven” y te barren la banqueta. Pero detrás de ese mandil de cuadritos y esa sonrisa de abuelita, se escondía una mente más retorcida que carretera de sierra.

LA CAPTURA: ENTRE MENTADAS Y RASGUÑOS

El reloj marcaba las 10:30 PM cuando se armó la gorda. Los vecinos de la unidad habitacional “Los Héroes Olvidados” reportaron gritos desgarradores, de esos que te enchinan el cuero. No eran gritos de fiesta, eran de terror puro.

Cuando la primera patrulla llegó al lugar, se toparon con un espectáculo dantesco en el cuarto piso del edificio C. Doña Rosa, con los ojos inyectados en furia y un cuchillo cebollero en la mano (sí, de esos que usan los taqueros expertos), amenazaba con “darle cran” a cualquiera que se le acercara.

“¡A MÍ NO ME VAN A LLEVAR, HIJOS DE SU REPINCHE MADRE!”, gritaba la doña, soltando espuma por la boca como perro rabioso. Se necesitaron cuatro elementos de la policía municipal –dos de ellos terminaron con mordidas que van a necesitar vacuna antirrábica– para someter a la fiera. La mujer peleó como gato panza arriba, rasguñando, pateando y maldiciendo hasta a la quinta generación de los uniformados.

Pero, ¿qué fue lo que detonó este zafarrancho? ¿Por qué tanto odio? ¡Ahí viene lo bueno, raza!

EL MÓVIL: UN AMOR PROHIBIDO QUE TERMINÓ EN PASTOR

Resulta y resalta que Doña Rosa, de 55 años bien vividos, mantenía un romance “por debajo del agua” con un chavo 30 años menor que ella. El susodicho, a quien llamaremos “El Brayan” pa’ proteger su (poca) identidad que le queda, era nada más y nada menos que el ayudante de albañil del marido de Doña Rosa, quien convenientemente se había ido a trabajar al norte hace seis meses.

El chisme de lavadero cuenta que Doña Rosa le pichaba las caguamas, le compraba tenis de marca (piratas, pero de marca) y lo tenía bien consentido a cambio de… bueno, de favores carnales que el marido ausente ya no cumplía.

Pero como dice la canción, “el amor acaba”. Y al Brayan se le acabó el amor cuando conoció a la “Yennifer”, una morrita de su edad que vendía micheladas en el tianguis. El muy ingenuo pensó que podía terminar con Doña Rosa así nomás, con un mensajito de WhatsApp: “Ya no kiero nada contigo, ruka. Bye”.

¡Grave error, mi Brayan! ¡Gravísimo error! Nunca subestimes la furia de una mujer despechada que tiene acceso a la herramienta pesada del marido.

EL CRIMEN: UNA NOCHE DE PASIÓN ROJA

La fiscalía cree que Doña Rosa citó al Brayan para una “última noche de despedida”. Le preparó su cena favorita, le dio de beber hasta que el muchacho no sabía ni cómo se llamaba y, cuando el pobre diablo estaba roncando en los brazos de Morfeo… ¡ZAZ, CULEBRA! La doña sacó el instinto asesino.

No vamos a entrar en detalles demasiado gráficos porque luego nos censuran y hay niños leyendo, pero digamos que Doña Rosa utilizó sus conocimientos de cocina para algo más que picar cebolla. La escena del crimen parecía rastro municipal en día de matanza. Había sangre hasta en el techo.

Pero la verdadera pregunta, la que tenía a la policía rascándose la cabeza desde hace semanas que el Brayan desapareció, era: ¿Dónde diablos metió el cuerpo?

EL HALLAZGO QUE HIZO VOMITAR HASTA AL COMANDANTE

Y aquí es donde la historia se pone más negra que el corazón de tu ex. Durante las últimas dos semanas, los vecinos del edificio C empezaron a notar algo raro. El agua de la llave… no salía normal.

“Oiga vecino, como que el agua huele a caño, ¿no?”, decía Don Beto, el del 201. “Fíjese que sí, y ayer que me estaba bañando, me salió un pedazo de… ay no sé, parecía pellejo de pollo en la regadera”, contestaba Doña Chonita, la chismosa oficial del edificio.

El olor se volvió insoportable con el calorón de la tarde. Un tufo dulzón, podrido, que se metía hasta la nariz y no te dejaba comer. Hartos, los vecinos llamaron al administrador para que revisara los tinacos de la azotea.

Cuando el pobre conserje subió y destapó el tinaco principal, el Rotoplas de 1100 litros que abastecía a todo el edificio… ¡SE LE VINO EL MUNDO ENCIMA! El hombre bajó las escaleras más pálido que una hoja de papel, vomitando el desayuno y gritando: “¡HAY UN MUERTO EN EL AGUA! ¡HAY UN MUERTO EN EL AGUA!”.

¡No manches! Doña Rosa, en un acto de frialdad digno de serie de Netflix, había subido los restos de su amado Brayan, pedacito por pedacito, y los había echado al tinaco para que se “disolvieran”. Durante quince días, ¡QUINCE DÍAS!, los vecinos se lavaron los dientes, cocinaron sus frijoles y se bañaron con agua marinada en cadáver. ¡Guácala de perro!

EL FINAL DE LA DIABLA

Cuando la policía confrontó a Doña Rosa con las pruebas, la mujer ni se inmutó. Con una frialdad que heló la sangre de los presentes, soltó la frase que ya es leyenda en el barrio:

“Pos si no era mío, no iba a ser de nadie. Y menos de esa pinche vende-micheladas. Además, ¿de qué se quejan? El agua salía con más saborcito”.

¡Hágame usted el rechingado favor!

Doña Rosa “N” ya duerme esta noche en el penal de Chiconautla, enfrentando cargos por homicidio calificado, profanación de cadáver y delitos contra la salud pública (por aquello de darle agua de muerto a la vecindad). Se espera que le caigan más años de cárcel que los que tiene Matusalén.

Mientras tanto, en la unidad habitacional “Los Héroes Olvidados”, nadie quiere tomar agua, ni de garrafón. El edificio C ha quedado marcado para siempre por el horror. Y el espíritu del Brayan, pues… esperemos que encuentre descanso, aunque sea lejos de la plomería.

Ahí lo tienen, mi raza. La historia completa detrás del titular que los dejó picados. Moraleja de esta triste historia: Piénsenlo dos veces antes de ponerle el cuerno a su pareja, y por el amor de Dios, ¡siempre revisen el tinaco si el agua empieza a oler raro!

Seguiremos informando desde la trinchera del asfalto, donde la sangre nunca se seca del todo. ¡Cambio y fuera!

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