Vecinos decidieron hacer justicia por mano propia y en…Ver más

¡MÉXICO ARDE EN FURIA! UN FIN DE SEMANA APOCALÍPTICO DONDE EL PUEBLO DIJO “¡YA BASTA!” Y LA LEY DEL TALEÓN SE IMPUSO EN LAS CALLES
TÍTULO PRINCIPAL: ¡BAÑO DE SANGRE EN LA COLONIA! VECINOS HARTOS DECIDIERON HACER JUSTICIA POR MANO PROPIA Y EN UN ACTO DE FURIA CIEGA, DEJARON AL “MALEANTE” HECHO CANGREJO ATADO A UN POSTE. ¡LA POLICÍA LLEGÓ SOLO A RECOGER LOS PEDAZOS!
SUBTÍTULO DE IMPACTO: Mientras el país se distrae con chismes de la farándula, cerdos mutantes y tragedias en carretera, la verdadera bomba de tiempo estalló en el corazón del barrio. Hartos de la impunidad y de vivir con miedo, la “raza” se organizó y el resultado fue una carnicería que ni en las películas de terror. Pásale, pásele y entérese de la cruda verdad que los noticieros fifís no se atreven a pasar completa en esta edición especial de ALERTA ROJA.
POR: “EL TUNDEMÁQUINAS” RAMÍREZ / CRÓNICA POLICIACA DESDE LA TRINCHERA DEL ASFALTO / CIUDAD DE MÉXICO, LUNES DE RESACA VIOLENTA.
¡Ay, nanita, mis valedores! Si usted, amable lector de nervios templados y estómago de trailero, pensaba que ya lo había visto todo en este México mágico, surrealista y a veces brutalmente trágico, le sugiero que se siente bien, se persigne tres veces al revés y se tome un bolillo duro pal’ susto. Porque el resumen de lo que pasó este fin de semana en nuestra amada y sufrida capital está más cargado de pólvora que un cuerno de chivo en balacera.
Amanecemos este lunes con la moral por los suelos y el Jesús en la boca. Si abrieron sus redes sociales, seguro se toparon con ese collage del infierno que resume nuestra realidad nacional (sí, esa imagen que traemos en portada). Vimos de todo: la “TRISTEZA NACIONAL” encarnada en unos abuelitos llorando porque la pensión no alcanza o porque les mataron a un nieto; vimos el “Grave accidente” del autobús hecho acordeón en la carretera, dejando un reguero de luto; vimos las frivolidades del internet con las “buchonas” presumiendo cuerpazo mientras un niño carga un huacal más grande que él para poder comer. Vimos hasta cosas raras que parecen brujería médica o animales deformes.
Pero entre todo ese mar de caos, hubo una noticia, un titular chiquito pero picoso que escondía la verdadera furia contenida de una nación al límite: “Vecinos decidieron hacer justicia por mano propia y en… Ver más”.
¡Ese maldito “Ver más” escondía el rugido del tigre despierto! Y aquí, en su diario de confianza, les traemos la crónica completa de cómo el barrio bravo se convirtió en un coliseo romano.
CRÓNICA DE UN LINCHAMIENTO ANUNCIADO: CUANDO EL PUEBLO SE CANSA
Todo ocurrió en una de esas colonias olvidadas de la mano de Dios y de las patrullas, allá donde el alumbrado público es un lujo y la ley es solo una sugerencia. La gota que derramó el vaso no fue un gran atraco bancario, no señor. Fue el crimen más cobarde de todos.
Se dice, se rumora y se comenta en los lavaderos, que “El Brayan” (alias el “Manos de Seda”), un raterillo de poca monta que ya tenía asoleada a la cuadra, se pasó de listo. ¿Su víctima? Doña Chonita, una abuelita de 78 años que apenas puede caminar, muy parecida a la señora que sale llorando en la foto de nuestra portada. El infeliz la empujó para quitarle los 200 pesos de su mandado.
¡Pero no contaba con la astucia del barrio!
El grito de Doña Chonita fue la señal de ataque. No sonaron sirenas, sonaron silbidos. De las casas salieron señoras con escobas, donas con tubos, mecánicos con llaves de cruz y hasta el taquero con el cuchillo cebollero. La turba se juntó en segundos. Eran 50, luego 100, luego 200 almas enardecidas que ya no veían a un ratero, veían la encarnación de todas sus frustraciones: la falta de agua, la inseguridad, los políticos tranzas, los salarios de miseria.
LA HORA DE LOS TRANCAZOS: “¡QUÉMÈNLO, AL CABO NO LLEGA LA TIRA!”
La persecución duró poco. “El Brayan” intentó correr, pero las doñas le cerraron el paso. Lo acorralaron en un callejón sin salida. Y ahí, mis amigos, se desató el infierno.
Lo que siguió no fue una detención ciudadana, fue una sesión de terapia de grupo a base de patadas voladoras, puñetazos y palazos. “¡Esto es por la bici de mi hijo!”, gritaba uno. “¡Esto es por el espejo de mi coche!”, remataba otro. El presunto delincuente pasó de ser victimario a piñata humana en cuestión de minutos.
La furia era tal que los gritos de “¡Tráiganse la gasolina!” empezaron a resonar. La cosa se estaba poniendo color de hormiga brava. Lo desnudaron hasta dejarlo en paños menores (para la vergüenza pública, dijeron) y, entre cuatro fortachones, lo cargaron como santo en procesión hasta el poste de luz más cercano en la avenida principal.
Ahí lo amarraron con cinta canela y lazos de tender ropa, dejándolo exhibido como trofeo de guerra, sangrando más que nariz de boxeador en el último round. Le colgaron un letrero de cartón, escrito con faltas de ortografía pero con mucha verdad: “ESTO ME PASA POR RATA. ATTE: LOS VECINOS UNIDOS”.
LLEGA LA LEY… TARDE, COMO SIEMPRE
Una hora después, cuando ya el espectáculo había terminado y “El Brayan” pedía perdón hasta en arameo, aparecieron las luces azules y rojas. Dos patrullas destartaladas llegaron derrapando.
Los oficiales, al ver el tumulto y al sujeto que parecía bulto de papas magullado en el poste, ni se bajaron al principio. Tuvieron que pedir refuerzos porque la gente, lejos de asustarse, se les puso al brinco.
—”¡Ustedes nunca llegan cuando se les necesita, bola de inútiles!”, les gritaba la líder de la manzana. —”¡Llévenselo antes de que terminemos el trabajo!”, sentenció otro vecino con un bate de béisbol en la mano.
Finalmente, entre empujones y mentadas de madre, los policías lograron “rescatar” al detenido, que para esas alturas prefería la cárcel que seguir un minuto más en manos de la justicia popular. Se lo llevaron en calidad de bulto a la Cruz Roja, porque primero había que coserlo antes de presentarlo al Ministerio Público.
REFLEXIÓN FINAL: UN PAÍS AL LÍMITE
Esta nota roja, mi gente, no es para celebrar la violencia. Es para entenderla. Cuando ves la imagen completa de nuestro país (como ese collage de tragedias), entiendes por qué la olla de presión explota.
Entre los accidentes que nos matan en carretera, los misterios médicos que nos asustan, la pobreza que nos duele y la vanidad que nos insulta, el ciudadano de a pie se siente solo. Y cuando uno se siente solo y acorralado, pues se defiende como gato boca arriba.
“Vecinos decidieron hacer justicia por mano propia…” no es solo un titular morboso para ganar clics. Es el síntoma de una enfermedad nacional llamada impunidad. Hoy fue “El Brayan”, mañana quién sabe. Mientras las autoridades no hagan su chamba, el barrio seguirá teniendo sus propias leyes.
¡Aguas, que el tigre ya despertó y anda suelto! Seguiremos informando desde el frente de batalla, si es que la realidad no nos supera antes. ¡Cuídense mucho y pongan doble candado, raza!